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Murcia retiró este año 5.900 toneladas de algas del Mar Menor, más del triple de lo habitual | Oceanos del Mundo

La imagen es explícita, varios trabajadores retiran a mano de las orillas del Mar Menor, en Murcia, una especie de alfombra de algas enrollada que parece no tener fin para colocarla en una embarcación. De ahí, la masa verdosa se traslada a unos recipientes. Día tras día, 100 trabajadores en la zona menos profunda de la laguna y 50 pescadores en su interior han ido recogiendo algas a razón de unas 100 toneladas diarias desde abril, cuando se produjo el último episodio de deficiencia de oxígeno por un crecimiento excesivo de las mismas. estas plantas Al 25 de mayo se habían retirado 5.900 toneladas, cifra que se actualiza cada 15 días.

El dispositivo para limpiar la laguna de algas funciona todos los años desde 2017, cuando las aguas colapsaron y se convirtieron en un líquido verdoso turbio. En las cinco campañas anteriores, los operadores extrajeron un total de 8.400 toneladas, con una media de 1.680 al año. La cifra actual triplica esa cantidad.

En abril, una exagerada proliferación de algas conocidas como cabello de ángel (Chaetomorpha linum), lo que provocó la falta de oxígeno en una zona de Las Lomas (municipio de Cartagena), que continúa con niveles de hipoxia. Había otra zona frente a la Ciudad del Aire (municipio de San Javier) donde se investiga la causa de la mortalidad de algunos peces; este segundo episodio ya está resuelto.

La planta aparece cuando hay un exceso de nitrógeno en el agua, que en el Mar Menor procede principalmente de los fertilizantes que se utilizan en la zona agrícola de Campo de Cartagena -conocida como la huerta de Europa- y que acaban llegando a la laguna. , especialmente de la Rambla del Albujón, donde drena el acuífero que se extiende por debajo, y de la escorrentía con las lluvias. Es como si el Mar Menor se fertilizara, facilitando la aparición de algas. Ahora mismo, la concentración de nitratos en el acuífero es «muy alta, 200 miligramos por litro, cuando las directivas europeas solo permiten 50 miligramos por litro», señala Emilio María Dolores, jefe del servicio de pesca y acuicultura de la Comunidad de Murcia y portavoz del comité científico del Mar Menor, formado por políticos y expertos.

Enormes lluvias dificultan las acciones

Las fuertes lluvias de marzo y abril complicaron la situación, ya que llegó más agua de los suelos cargados de nitratos. Este incremento se aprecia en la Rambla del Albujón por la que han vertido a la laguna 6,3 hectómetros cúbicos en lo que va de año, cuando en todo 2021 fueron 4,5 hectómetros cúbicos. “Con este volumen, estimamos que el año pasado ingresaron 740 toneladas de nitratos y en lo que va de 2022 ya superamos las 820 toneladas”, explica María Dolores.

Y esa es la razón de la reciente explosión de algas chaetomorpha linum, “que es filamentosa y tiene las ventajas de absorber el exceso de nitrógeno y, gracias a su alta actividad fotosintética, de mantener altos niveles de oxígeno”, indica. Pero, en la siguiente línea, aparecen los inconvenientes: “Cuando muere, se descompone y cae al suelo, donde se pudre, y esa materia inorgánica se incorpora al sedimento o columna de agua y hace que bajen los niveles de oxígeno”.

María Dolores explica que, con el paso de los días, «probablemente cambie el escenario con una mayor proliferación de fitoplancton (compuesto por organismos microscópicos), que aumentará la turbidez del agua y evitará que el sol penetre hasta el fondo, de modo que las algas que allí habitan mueren al no poder realizar la fotosíntesis, contribuyendo a la putrefacción de las aguas, ocurrida en la primera crisis de agosto de 2016″. La única solución inmediata para evitar este escenario en un ecosistema dañado como el Mar Menor es eliminar el exceso de algas.

La Confederación Hidrográfica del Segura, por su parte, ha retomado el bombeo desde la Rambla del Albujón a través de un colector hasta un canal desde donde es reutilizado por el sector agrícola. “Esto disminuye el flujo. Si hace unas semanas entraban al Mar Menor por el Albujón entre 400 y 500 litros por segundo, ahora son poco más de 200″, señala el portavoz del comité científico.

Faltan medidas en origen que reduzcan el nivel de fertilizantes utilizados en los campos, advierte Ramón Pagán, portavoz de la plataforma ciudad Pacto por el Mar Menor. “Siempre ha habido algas filamentosas flotando en el agua. Aunque nunca con esta dimensión”, argumenta. Cree que las actuaciones que se están llevando a cabo actualmente son paliativas y que hasta que no se “haga un control exhaustivo de la cantidad de nutrientes que los agricultores utilizan en sus cultivos, no se solucionará nada”. El Ejecutivo murciano responde que ya están tomando medidas en origen con limitar los cultivos a menos de 1.500 metros del Mar Menor, reducir los abonos minerales y prohibir los fertilizantes que contengan nitrógeno inorgánico y sintético.

Recolección de algas en el Mar Menor.

Cada vez menos pesca

El patrón mayor de la cofradía de pescadores de San Pedro del Pinatar, José Blaya, explica el mal momento que atraviesan: “Ahora es el turno de las gambas, únicas por el sabor que les da la salinidad de la laguna, y vamos a pescar. Un % menos que en otras temporadas, porque las redes se ensucian mucho y el mal estado del agua afecta a su reproducción.” Las algas también cubren el suelo y la gamba se queda atrapada en la arena, por lo que es imposible encontrarla en algunas zonas. En este escenario, el Gobierno de Murcia que contrata 25 barcos con 50 pescadores para retirar las algas «es de gran ayuda, porque hay muy poca pesca, no solo de gambas, sino que también afecta a otras capturas como la dorada o la lubina», aclara. Cogen las algas a mano, con redes, rastrillos y una especie de horca.

Blaya asegura ver una mejoría tras más de dos meses de limpieza, pero también es consciente de que la situación puede «empeorar en cualquier momento». “Estamos en una situación crítica y no sabemos qué va a pasar con nuestro trabajo. El Mar Menor se ha convertido en un campo bomba”, advierte. Cambiar de escenario y empezar a pescar en el Mediterráneo no es una opción. El 50% de los barcos no podrían por su tamaño y el equipo que usan es inservible, tendrían que cambiarlo por completo y no pueden permitirse tal inversión. Son considerados los «más olvidados» en esta crisis.