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Los glaciares pirenaicos «tienen los días contados» | Océanos del Mundo

Los glaciares más meridionales de Europa, situados en los Pirineos, «tienen los días contados», aseguraron a EFE especialistas del sector que vigilan dos de los más importantes de esta sierra: el Aneto y la Maladeta.

Las altas temperaturas atribuidas al cambio climático han reducido progresivamente la cantidad de nieve que debería cubrir la capa de hielo para evitar su derretimiento y, desde mediados del siglo XIX, cuando terminó el período conocido como la Pequeña Edad del Hielo, tanto el volumen como la extensión glaciares ya que su cantidad se ha ido reduciendo continuamente, explicaron ambas fuentes.

El investigador de Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) Jesús revuelto Benedi dijo que el número de glaciares en los Pirineos ha pasado de más de 50 a mediados del siglo XIX a solo 20 en la actualidad, y en términos de extensión, la cifra desciende de 2.200 hectáreas de superficie glaciar a 230.

El IPE-CSIC realiza un seguimiento del glaciar Aneto, que entre 2011 y 2020 redujo un 24% su expansión y pasó de una superficie de 62 hectáreas a solo 47, certificó Revuelta.

En cuanto al espesor, este investigador explicó que entre las mismas fechas se observó una pérdida promedio de siete metros, aunque “en algunos lugares la pérdida fue nula y en otros llegó a los 20 metros”: solo en el 2021 el promedio fue “más de uno”. metro».

En cuanto al glaciar de la Maladeta, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO), en coordinación con el Confederación Hidrográfica del Ebro ha estado desarrollando la programa ERHIN que rastrea la capa de nieve en junio y la cantidad de hielo perdido en septiembre.

Jefe de Hidrología de la Confederación, María Luisa Romero explicó que “el balance final es negativo con una pérdida promedio de unos 80 centímetros de espesor de hielo por año”.

Así, desde 1991, el espesor promedio total perdido es de 25 metros, cifra que se acentúa frente al glaciar al alcanzar los 50 metros y, con respecto a su superficie, ha retrocedido unos 400 metros aguas arriba desde la misma fecha, pasando de las 50 hectáreas a las 18 actuales.

Año corriente

Y en 2022 «el escenario no pinta muy bien», según la propia Romero, ya que la medición de la nieve acumulada el pasado mes de junio mostró el peor valor de la serie desde que se realiza el seguimiento, de 195 centímetros de media frente a 380 de media. centímetros.

Esta baja cifra de corriente no es imputable a la ausencia de nieve porque “nevó, lo que pasa es que nevó antes” y por tanto el deshielo también empezó antes; Además, en los últimos años “hay una tendencia a que las últimas nevadas de mayo caigan en forma de lluvia por el aumento de las temperaturas”.

El parte de nieve elaborado por la Confederación Hidrográfica del Ebro muestra cómo, a la altura del término municipal de Campo, el río Ésera -que nace en la vertiente norte del macizo de la Maladeta- tuvo niveles de acumulación de nieve en diciembre superiores a la media del últimos cinco años para llegar a casi 100 hectómetros cúbicos de agua equivalente.

Sin embargo, la acumulación en enero y febrero disminuye y en marzo alcanza unos 70 hectómetros, muy por debajo de los 160 que se acercan a la media de los últimos cinco años en ese momento.

Gráfico facilitado por la Confederación Hidrográfica del Ebro que muestra la acumulación de nieve en el río Ésera en Campo. EFE

El futuro de los glaciares

El científico se atrevió a fijar una fecha para el fin del glaciar de la Maladeta, el momento en que dejará de ser una masa de hielo que se moverá para convertirse en una masa fija o iceberg: «será dentro de veinte o treinta años».

Revueltos no previó una fecha para el final del glaciar Aneto, pero aseguró que «muy probablemente» en los próximos años el glaciar se divida en dos o más cuerpos, ya que «hay zonas que muestran una muy pequeña».

El problema se extiende por todo el sur de Europa donde los glaciares sufren las altas temperaturas y la disminución de las precipitaciones y acaban convirtiéndose en una trampa mortal como la que este mes se cobró la vida de al menos 11 personas en los Dolomitas, por la rotura de parte del glaciar de la Marmolada.